Joaquín Berenguel

Cada cambio histórico conlleva modificaciones en la ética, estética, seguridad, libertad, conductas y creencias de una época. Inmersos en el caos, asimilamos sin detenernos la introducción de nuevas terminologías lingüísticas que modifican nuestro entendimiento del mundo: nueva normalidad, muertos no oficiales, datos y cifras “aproximadas”, muerte con y muerte por, la curva, los dientes de sierra, hay que salvar la navidad, etc. Mientras, se vislumbra la senda del control remoto que nos sitúa en tiempo real por seguridad mediante diversos mecanismos tecnológicos. Y no sabemos nada. Ni siquiera si nos dirigimos hacia una sociedad más sintética o hacia un mundo más “humano”. 

 

Esta crónica es la consecuencia de la situación que estamos viviendo, el resultado de un proceso del que todos formamos parte. Realizada desde la pulsión, desde la necesidad de señalar y reflexionar sobre lo que permanece en la sombra o de lo que hay detrás de las cifras.

El arte de cada época refleja una visión de su tiempo y ese es el caso de esta crónica en la que se muestra literalmente el proceso de una obra cruda y desnuda, a mitad de proceso. No deja de ser una grisalla, lo que hay detrás de la superficie, detrás del color. 

Las piezas en sí están sin resolver, como la situación.